Como bien sabéis, y si no os lo cuento, las impresiones a menudo se impregnan con restos de sangre y siempre se empapan con la saliva del paciente.

Para evitar el contagio de enfermedades como la tuberculosis, el SIDA o la Hepatitis B, se hace imprescindible la desinfección de las impresiones nada más recibirlas en el laboratorio y antes de su positivado.

¿Qué y cómo se utiliza?

En el mercado hay diversos productos para desinfectar nuestras impresiones, hay quienes utilizan el método de aspersión con un espray y hay quienes sumergen las impresiones en líquido desinfectante y agua, pero en este caso, debemos tener cuidado con materiales como el alginato, cuya estabilidad dimensional puede verse afectada si lo dejamos sumergido más de una hora. Este es el método más seguro para la desinfección aunque también el más polémico.

Muchos profesionales emplean glutaraldehido al 2% y algunos usan lejía diluida (hipoclorito sódico) en una concentración determinada.

 Yo recomiendo utilizar un producto específico para desinfección y a ser posible esporicida, de los que ya vienen preparados y no tienes que preocuparte de cuál es la concentración adecuada.

impresiones

Sea como sea, debemos tener en cuenta que los materiales de impresión no están pensados para permanecer sumergidos durante horas en algún fluido. Debemos probar el producto que menos dañe o varíe la estabilidad dimensional de las impresiones y que nos asegure al mismo tiempo la desinfección de la misma, para poder manipularla sin peligro de contagio.

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