Hace tan solo unos días -del 22 al 28 de abril- tuvo lugar la celebración de la World Allergy Week o Semana Mundial de la Alergia.
La Sociedad Española de Alergología e inmunología Clínica (SEAIC) se sumó al importante evento poniendo a disposición de pacientes y profesionales diversas actividades en el ámbito online con el fin de crear conciencia y mejorar las relaciones médico-paciente, algo tan necesario para avanzar en la diagnosis precoz y en la adecuación de los tratamientos.
Por otro lado, parece bastante chocante que a día de hoy y teniendo en cuenta la prevalencia de dicha patología, apenas existan evidencias o estudios científicos relacionados con el efecto de la alergia sobre la salud bucodental.
Son numerosos los pacientes que especialmente afectados por los síntomas en las vías respiratorias, que se quejan también de síntomas como sequedad bucal, dolor en las mucosas orales y dolor en las piezas dentales. Y no sin razón.
La xerostomía bucal provocada por el uso de fármacos (que tratan los síntomas de la alergia), es frecuente y molesta. Cursa como una sequedad abrasadora, donde el paciente -siempre sediento- acaba sufriendo las lesiones típicas de una boca seca: aftas orales, dolor de los tejidos blandos, dolor en piezas dentales, mayor riesgo de padecer caries, halitosis, etc.
Si meditamos por añadidura en las implicaciones de la alergia sobre la anatomía facial, nos daremos cuenta de que unos senos inundados de mocos e inflamación pueden añadir presión y por ende molestias sobre las raíces de las piezas dentales adyacentes (sector posterior).
Sí, se puede hacer algo…
Primeramente, poner tus síntomas en conocimiento de tu médico de cabecera o alergólogo, también de tu dentista. En ocasiones, un reajuste de la medicación (cuando así lo estime el especialista), rebaja la intensidad de los efectos secundarios de la medicación (sequedad bucal por ejemplo).
Es imprescindible no realizar cambios en la medicación sin el consentimiento y consejo del médico, ya que por el contrario, la alergia podría empeorar.
Existen productos específicos de venta en farmacia y herboristería para ayudar a incrementar la humectación de boca y garganta, como por ejemplo, geles, caramelos o chicles especiales. Sobra decir, que la ingesta de abundante agua es otra gran aliada.
Las irrigaciones nasales con agua salada o suero fisiológico pueden ser un grandísimo coadyuvante en el control de la cantidad de mucosidad. El agua salada limpia, desinfecta y ayuda a curar pequeñas heridas internas.
Si no sabes cómo realizar estas irrigaciones, hay en venta productos que facilitan la tarea e incluso que tienen doble función y actúan como irrigador bucal y nasal.
La higiene oral debe cuidarse con especial mimo, tirando de un buen cepillado y del hilo dental. Totalmente desaconsejados los colutorios con alcohol o mentolados, ya que colaboran en la sequedad de las mucosas secándolas e irritándolas aún más.
Se recomienda el uso de un colutorio específico para el tratamiento de la xerostomía o sequedad bucal. Éste estimula la secreción salival y por lo tanto la hidratación bucal, protegiendo al mismo tiempo de la caries y colaborando en la mejora de la halitosis producida por la sequedad oral.
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